Biblioteca Mayor de la Universidad Nacional de Córdoba

La Biblioteca Mayor de la Universidad Nacional de Córdoba no surgió de manera espontánea en el año 1818 sino como un  germen primigenio comenzó mucho antes,  allá por el año 1613, cuando los Padres de la Compañía de Jesús dotaron al Colegio Máximo (hoy Universidad Nacional de Córdoba) de una importante biblioteca conocida como “Librería Grande o Mayor”, destacada por la excelente colección de obras  de autores como Santo Tomás de Aquino, San Agustín o el Padre Francisco Suárez a la par de Aristóteles o Descartes y  obras de carácter científico  como “Matemáticas Universal” de Wolf o la “Opústula Patológica” de Haller; y las enseñanzas morales en guaraní.
Esta ecléctica colección nos habla del espíritu de su época, del espíritu jesuítico que comprendió que, a través de los libros, una manera de promover los estudios y el conocimiento. En palabras del Padre Furlog,  la Misión de la Orden Jesuítica “…no era tan solo ser ángel de consuelo por la caridad del espíritu de Dios, sino también, iluminador de la mente mediante un buen libro…”
Biblioteca Mayor fue la primera biblioteca universitaria del país y podríamos también considerarla como la primera biblioteca pública en el país que colaboró con la fundación de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.
Con la expulsión de la Orden Jesuita del territorio americano en 1767, esta importante biblioteca se fue desmembrando, parte de sus libros, en 1810 y por orden del Gobierno Nacional, se confiscan con el propósito de fundar la Biblioteca Pública, hoy Biblioteca Nacional.  Luego de 190 años y gracias al trabajo incansable de la Biblioteca y Autoridades de la Universidad en ese momento, el Dr. Hugo Juri,  es que en el año 2000 y mediante el Decreto Nacional 1376/1999, consiguen que regresar a casa,  los libros que conformaron el original fondo bibliográfico de la Librería Jesuítica y quedando al custodio de Biblioteca Mayor.  Y también se declara a la Manzana Jesuítica, Patrimonio Mundial por la UNESCO, se crea el Museo Histórico de la Universidad, espacio que resguarda y difunde, aquellos libros que dieron origen a nuestra Universidad, la Colección Jesuítica junto con otros valiosos fondos patrimoniales como la Colección del Dr. Enrique  Ferrer Vieyra y la Cartografía donada por la Familia Juri.

El 26 de Septiembre de 1818,  el Sr. Gobernador Intendente Dr. Manuel Antonio de Castro y durante una visita  a la Universidad, inaugura aquella pequeña biblioteca que hasta el momento funcionaba para una grupo de eruditos, con unos pocos libros y algunos servicios, como la primera biblioteca universitaria y pública del país,  con estas palabras:  ”Abrase la Biblioteca para la Universidad y para el Público” .
A partir de ahí, comenzó su accionar nuestra Biblioteca Mayor, funcionando primero en una  habitación de física del Colegio Nacional de Monserrat y bajo las órdenes del  Director , el Dr.  José Gabriel Vázquez y  el bibliotecario, Lic. José Manuel Vélez.
Gracias al accionar de las autoridades universitarias y de los directores, comienza  a formar un  valioso fondo bibliográfico, con compras al exterior, por canje con diferentes instituciones locales, nacionales e internacionales y por donaciones de importantes catedráticos de la propia Universidad. 
En  1856, año en que se nacionaliza la Universidad, la biblioteca comienza una etapa definitiva de progreso.  Bajo los rectorados de Don Lucrecio Vázquez, Don Manuel Lucero  y Don Alejo Carmen Guzmán, el antiguo e histórico monumento sufre sucesivas transformaciones,  aumenta sus volúmenes hasta el número de 5.000  y ocupa actualmente un local más espacioso, con aire y  luz, y redactando unos años más tarde,  su  primer reglamento. 
Dieciete años tarde y durante el rectorado del Dr. Manuel Lucero  recibe de Europa, numerosos volúmenes sobre materias científicas y literarias representativas de la época; trasladándole a un lugar más apropiado abierta durante todo el día. En 1878, se recibe la donación de Jorge Hieronymus (1845-1921) primer botánico científico de la Academia de Ciencias de Córdoba. 
En 1883,  la donación del Dr. Dalmacio Vélez Sársfield, por parte de sus hijos Aurelia y Constantino; conformada por 1945 volúmenes y borradores manuscritos originales del Código Civil Argentino. Y que años más tarde, se la alojará en una sala especial conocida como “Templete de Vélez Sarsfield”  junto con indumentaria que se utilizaba al recibirse de doctor en derecho y un busto en mármol de carrara del codificador, ejecutada por el escultor italiano Camilo Romairone y regalado a la Universidad, en  1879.
Tres años más tarde, el Presidente Dr. Miguel Juárez Celman remite obras de carácter nacional, entre ellas tesis de derecho y medicina; se adquieren 1.500 obras de índole científico y se suscribe a revistas más acreditadas del mundo intelectual.  
Luego se recibe la donación del Dr. Enrique Rodríguez (1809-1891). Gobernador de Córdoba y autor del Código de Minería; la donación del Ministro de Educación, Cultura y Justicia Filemón Posse, la donación de los impresos porteños que incluyen los documentos editados por la Real Imprenta de Niños Expositos, Imprenta del Estado, Imprenta Manuel José Gandarillas y Cía, Imprenta del Sol, Imprenta de la Independencia, Imprenta de Phoción, Imprenta del Comercio, Imprenta de Hallet y Cia, Imprenta Argentina, Imprenta de Torres y Cia, Imprenta de Jones y Cia, 
Durante el Rectorado del Dr. José Antonio Ortiz y Herrera se establece la apertura de un salón de lectura para realizar interesantes tertulias intelectuales tituladas “Los Miércoles de la Biblioteca”, donde se debatían  temas de actualidad científica, política y literaria  a cargo de profesores y hombres destacados, estrechando de esta manera,los vínculos entre la Universidad y la sociedad. Se reemplazaron las lámparas de gas por luces eléctricas y extendió la atención al  horario nocturno, poniéndola a la altura de una de las más importantes del país.  Tambien, se recibe la donación del Dr. Juan Mamerto Garro (1847-1927), Ministro de Justicia e Instrucción Pública junto con 412 libros de carácter histórico. 
En 1907, el encargado de la colección y de copiar documentos relacionados con la historia de la Universidad Nacional de Córdoba, Presbítero Dr. Pablo Cabrera, solicita al Gobernador de la Provincia, el volúmen “Index Librorum Bibliothecae Collegii Maximi Cordubensis Societatis Jesu Anno 1757”, existente en el Archivo de la Contaduría Provincial, para incorporarlo a la sección Manuscritos de la Biblioteca de la Universidad, pedido que le es concedido en el mes de octubre. Y también, se colocan estanterías en el salón de la Biblioteca. 
En 1922, La Biblioteca establece el servicio de préstamo a domicilio a estudiantes de  las facultades, escuelas., redacta un nuevo reglamento, y ya en 1924, se traslada al edificio actual.
Ya en el siglo XX, la familia del Dr. Pedro Nolasco Garzón, profesor de Procedimientos Penales y Vicedecano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, decide donar 204 volúmenes a la Biblioteca Mayor. Se recibe la donación de Don Antonio Rodríguez del Busto, Oficial de la Armada Española, historiador, literato, colección valiosa sobre todo por sus ediciones españolas antiguas y modernas,  con  obras adquiridas a la famosa Biblioteca de Don Salvador J Trill,  conformada por 5.465 libros, 1.200 folletos y 41 tesis y albergada en una sala especial que lleva su nombre y custodiada por su retrato, obra del pintor Gómez Clara.
En 1933, se recibe la Donación del Doctor Telasco Savio Castellanos (Hijo), Abogado y  Profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, valiosa colección de 200 libros y 350 folletos donde se destacan obras de legislación industrial y derecho obrero y un  busto del Dr. Telasco Castellanos, Rector de la Universidad Nacional de Córdoba, entre los años 1889 – 1897.
Y años más tarde, recibe la donación del Prof. Rafael Bruno compuesta por  libros, entre ellos dos incunables y  un retrato al óleo de Edelmiro Lascano Ceballos.
A partir de los años 60, se produce una reorganización de la Biblioteca. 
Durante el rectorado del Dr. Jorge Orgaz, se aborda la reorganización total de la Biblioteca, se contrata al Profesor Couture de Troimont para que normalice los catálogos bajo normativas  internacionalmente y se crea el Centro de Documentación. Se instala el servicio de canje de publicación, el télex y un  “Informativo” mensual para dar a conocer las actividades de la biblioteca, además de una edición conjunta, con las otras bibliotecas de la Universidad,  de un “Boletín bibliográfico” para permitía difundir los acervos bibliográficos de cada una de ellas. 
Surge entonces el proyecto para crear de un Centro de Microfilmación con la finalidad de  preservar los documentos valiosos, como los diarios y asegurar su lectura en el  tiempo; se establece un convenio de reproducción documental entre la Biblioteca y la Biblioteca de la Facultad de Arquitectura.  Las mesas de lectura son reducidas de tamaño y lustradas al igual que las sillas. Las paredes y estanterías son pintadas de color claro. Los vidrios de las claraboyas  son reemplazadas  por vítrea térmica azulada y se refuerza la iluminación. Se establece un sector de estantería abierta para las obras más consultadas; un sector para albergar las obras antiguas y raras (Reserva) y un sector de Arte; se suprimen las escaleras corredizas y en caracol, y se construyen galerías metálicas (entrepiso), y se convierte en  una de las bibliotecas depositaria de las Naciones Unidas en Argentina.  
Ya para los años 90, la Biblioteca Mayor ingresa al mundo de las tecnologías de información, y la biblioteca enciclopedista de los años sesenta va dejando paso a la biblioteca especializada en ciencias sociales, respondiendo a cuestiones históricas, al contenido de su acervo y al perfil de sus usuarios.  
El mundo cambia y la Biblioteca también.  Mediante la automatización del ingreso de material nuevo, se incorpora el software Micro CDS/ISIS de la UNESCO, se realiza la carga retrospectiva de sus catálogos y la base de datos “MAYOR” con libros, revistas y CDs,.  Se recibe la colección microfilmada del diario La Nación (período 1896 a 1951) junto con un aparato lector-impresor de microformas, desde Fundación Antorchas.
En el año 1994, por su trabajo constante por la preservación de la memoria documental plasmada en papel, genera la creación del Centro Regional de Preservación y Conservación del Patrimonio Cultural de Obras sobre Papel, funcionado como sede oficial en Biblioteca Mayor, teniendo como finalidad apoyar, asesorar, capacitar y colaborar con todas las instituciones culturales de la Provincia de Córdoba en el salvaguardo del  patrimonio cultural en peligro; actualmente constituido por más de cuarenta instituciones de diversos ámbitos de la Provincia de Córdoba, con posibilidades de extenderse a otras regiones del país.
Ya en el siglo XXI, la Biblioteca Mayor continúa desarrollando sus actividades orientadas a lograr la satisfacción de sus usuarios, la calidad de sus productos, la capacitación permanente de su personal y los requerimientos de la Universidad de la mano a las tecnologías, las innovaciones en el campo bibliotecológico y la cooperación institucional. Adopta el formato MARC21 para la recuperación de información bibliográfica y crea una  base de datos unificada de libros y revistas, con el fin de agilizar  la búsqueda y la recuperación de la información.
En el año 2001, recibe la donación del Dr. Enrique Ferrer Vieyra, diplomático y ex alumno de la Universidad; destacada por ediciones de las primeras imprentas europeas, incunables, post incunables. Libros impresos por destacadas casas editoriales, como los Elzevier, Plantin, Estienne, Manuncio entre otras.
En el año 2005, es la primera biblioteca en Argentina que certifica su Sistema de Gestión de Calidad, bajo la Norma ISO 9001:2000, con una  política de calidad focalizada en una cultura organizacional sustentada en su razón de ser: USUARIO, SERVICIO y TIEMPO; luego lo hará bajo la versión 2008 y actualmente en proceso de certificar bajo la versión 2015.   En el año 2006, pone en marcha el Proyecto “Pilares de la Ciencia” para colaborar con la investigación científica por medio de servicios bibliotecológicos con acceso interactivo de profesionales, investigadores, docentes, graduados, estudiantes y público en general.

Entre los años 2011 – 2014  se desarrollan proyectos como:
-Microfilmación de la  “La Voz del Interior”  de 1904 a 1954, proyecto en conjunto entre la Biblioteca  y la Editorial  la Voz del interior 
-Digitalización de la Colección Jesuítica, proyecto en conjunto entre la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Nacional de Córdoba.
-Microfilmación del Periódico “Eco de Córdoba”,   años 1860-1886 inclusive, proyecto conjunto entre Biblioteca Mayor, Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Humanidades y el Centro Regional de Preservación y Conservación del Patrimonio Cultural de Obras sobre Papel 
-Plataforma Biblioteca Mayor Digital (BMD) para dar la visibilidad y accesibilidad a todos, poco a poco su valiosa colección bibliográfica que posee de libros y periódicos del siglo XIX

En octubre el 2014, incorpora a la Colección Jesuítica (500 libros digitalizados)  en el Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO para América Latina y el Caribe (Programa MOWLOC). Desde el año 2016, viene desarrollando acciones conjuntas con  la Editorial  la Voz del Interior, para digitalizar la prensa cordobesa “La Voz del Interior”  período 1955 a 2003”. Y desde el 2019,  desarrolla proyectos tendientes a  digitalizar sus valiosos fondos periodísticos, como “Diario el Porvenir”, “La Carcajada”, “Córdoba” etc..
En la actualidad la Biblioteca Mayor cuenta con un fondo documental formado por más 160.000 volúmenes entre libros y folletos; 3.500  títulos de publicaciones periódicas, y  con una importantes colecciones de periódicos nacionales y locales, algunos de los cuales datan del siglo XIX, como “La Carcajada” y ”Eco de Córdoba”.  Y con importantes donaciones contemporáneas de catedráticos, investigadores y personalidades como  Dr. Adelmo Montenegro, Dra. Paulina Brunetti, Cerdá Lynch, Dr. Amalio Rey, Dr. Espinosa, Familia Telasco Castellanos, entre tantos otros. 
Recibe diariamente a un público heterogéneo, conformado por estudiantes, docentes e investigadores de diferentes áreas del saber, estudiantes y público en general.  
Sus servicios están dirigidos a satisfacer las expectativas de sus lectores, ofreciendo préstamos en sala, a domicilio e interbibliotecarios entre bibliotecas de la UNC, ABUC, Biblioteca del Maestro, Biblioteca Nacional Argentina, Congreso de la Nación y otras Instituciones,  con las cuales establece acuerdos de cooperación y colaboración.  Con servicios de orientación, búsquedas bibliográficas, acceso al documento primario y reproducción digital, preservación, conservación y digitalización.
Actualmente es miembro de la Red de Bibliotecas de la UNC (REBIUNC), del Acuerdo de Bibliotecas Universitarias de la Prov. de Córdoba (ABUC), del Grupo Córdoba Ruta del Esclavo, del Centro Regional de Preservación y Conservación del Patrimonio Cultural de Obras sobre Papel y de la Comisión contra el Tráfico de Bienes Culturales.
La Biblioteca Mayor aspira convertirse en un activo centro de recursos donde la comunidad universitaria encuentre la respuesta adecuada a sus necesidades para el aprendizaje, la docencia, la investigación y la formación continua, teniendo como  principios, el compromiso social en la defensa del derecho al conocimiento y la libertad intelectual; desea contribuir a una sociedad más justa y equitativa orientando sus servicios hacia a la mejora continua.  
La importancia de la Biblioteca Mayor  no responde solamente a su ubicación edilicia, su año de fundación o las características de su acervo, sino por su reconocimiento tanto en el ámbito local, nacional e internacional, como pionera en el campo bibliotecológico, un referente cultural, un lazo que une el antiguo espíritu de posesión, transmisión y riqueza del saber con formas, espacios y público moderno.